Profanadores y asesinos: degenerados en el poder

El Estado irlandés pide perdón por su connivencia con los sacerdotes pederastas

El cardenal Desmond Connell, calló para proteger a los criminales:
la secta de los sepulcros blanqueados
El cardenal irlandés Desmond Connell, acusado de no denunciar los abusos.
Eduardo Suárez, Londres
Por segunda vez en sólo unos meses, Irlanda ha conocido un informe escalofriante sobre abusos cometidos por miembros de la jerarquía católica. En mayo un documento desveló el abuso sistemático al que fueron sometidos durante décadas los niños acogidos en inclusas y orfanatos religiosos. Hoy el Gobierno irlandés ha publicado un segundo informe sobre los abusos cometidos en la archidiócesis de Dublín.
El documento lo ha presentado el ministro de Justicia, Dermot Ahern, y consta de más de 700 páginas que abarcan un periodo entre 1975 y 2004. En ninguna de ellas aparecen los nombres de las víctimas o de los agresores, suprimidas para no invalidar futuros procesos judiciales. Elaborado por una comisión independiente, el informe se centra en 46 casos. La orden de los Hermanos Cristianos ya ha prometido 145 millones de euros a modo de reparación.
El informe es tremendamente embarazoso para la jerarquía de la Iglesia católica irlandesa, a la que acusa de encubrir sistemáticamente los casos de abusos y pederastia para "mantener el secreto, evitar el escándalo y proteger su reputación".
El documento excluye de este juicio al actual arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin. No así a sus predecesores desde 1975. Incluidos los prelados John Charles McQuaid, Dermot Ryan, Kevin McNamara y Desmond Connell.

"Ninguno de ellos", dice el informe, "llevó a la policía los abusos en los años 60, 70 y 80. No fue hasta noviembre de 1995 cuando el arzobispo Connell permitió que se entregaran a las autoridades los nombres de 17 sacerdotes de los que la archidiócesis había recibido quejas. E incluso ese dato no era completo, porque en ese momento se sabía que en la archidiócesis había quejas al menos de 28 sacerdotes".
Ahern ha anunciado que el Gobierno ha habilitado dos líneas telefónicas especiales para ofrecer apoyo psicológico a las víctimas que puedan verse afectadas por la publicación del informe y ha animado a quien conozca detalles de más abusos eclesiásticos de acudir a declarar a la policía. "Cualquier información nueva se tendrá en cuenta"; ha afirmado, "debe de haber gente ahí fuera que sepa lo que ha ocurrido y pueda llevar a los agresores ante la Justicia".
El informe se refiere precisamente a las denuncias de abusos a la policía y asegura que hasta ahora éstas no han funcionado. Básicamente por el servilismo atávico del Estado irlandés para con la Iglesia, que ha evitado que los escándalos se investiguen como es debido. En el caso de un niño de 11 años conocido como Andrew, por ejemplo, un sacerdote que supo de los abusos fue a denunciar lo ocurrido, pero los agentes llevaron el caso a la jerarquía eclesiástica, que echó tierra sobre el caso.
El ministro Ahern se disculpó en nombre del Estado por lo ocurrido (¡!).
 
 Unidos en el negocio 

Las mujeres iraquíes sin derechos gracias a EEUU
Traducción para Rebelión de Loles Oliván
Después de que la ministra de Asuntos de la Mujer, Nawal al Samara’i, declarase a principios de 2009 que había miles de mujeres detenidas y presas expuestas a las peores formas de violaciones, viviendo en condiciones infrahumanas, que se desconocía las cifras sobre cuántas son y que ella personalmente trabajó en la liberación de siete de ellas, después de esta declaración, relativamente audaz para una mujer que trabaja dentro de un gobierno de ocupación, su voz se perdió en un silencio absoluto.
Más tarde se supo, a partir de fuentes muy cercanas a la ministra, que como consecuencia de sus declaraciones, su propio esposo participó en la imposición de un arresto domiciliario por el que además se le despojó de todos sus medios de comunicación, y fue amenazada por su marido con separarla de sus hijos si seguía declarando cosas que ofendían al "gobierno" que le dio el puesto en el Ministerio de Asuntos de la Mujer, en representación de la cuota del Partido Islámico en el gobierno. Sus amigos dicen que Nawal al Samara'i aceptó el trabajo de ministra de Asuntos de la Mujer debido a la motivación personal: hacer justicia a las mujeres iraquíes en la medida en que pudiera. Eso fue lo que se dijo mientras seguía viviendo en Amán (Jordania) antes de trasladarse a Iraq para tomar posesión del cargo.
A principios de este año y tras el silencio que rodeaba a la historia de la Sra. Nawal al Samara'i, el Sr. Harith al Udeidi (miembro del parlamento) también se refirió a la cuestión de las mujeres detenidas y a las presas de Iraq. En principio, declaró que había 4.000 en Iraq, que se había reunido con algunas de ellas y que le habían transmitido los abusos cometidos contra ellas, esta vez, por los guardias iraquíes de las prisiones. Luego, en el canal [de TV] al Sharqiya, se desdijo de lo que había declarado acerca del número y dijo que eran 400 presas. Sin embargo, habló acerca de los derechos humanos y de sus violaciones porque, a la sazón, era un diputado miembro del Comité de Derechos Humanos del Parlamento dentro del gobierno de ocupación iraquí, en representación, igualmente, de la cuota del Partido Islámico. Poco después, al Ubeidi fue asesinado tras la oración del viernes en la mezquita de al Shawaf, en Bagdad.
Podemos concluir que estos dos casos no han sido coincidencia; que el denominador común de ambos ha sido el abuso contra las mujeres reclusas en cárceles iraquíes, que hay personas —entre quienes afirman la democracia, los derechos humanos y la libertad de expresión en Iraq— que no quieren que estos abusos sean descubiertos.
Lo que es evidente, sin embargo, es la ausencia de cifras exactas sobre las mujeres presas, y que esta ausencia y esta confusión son deliberadas. Ni que decir tiene que cubrir la información relativa a derechos humanos y a abusos contra las mujeres es considerado ya de por sí un abuso. En este sentido, el abuso existe en todos los contextos, formas y medidas contra la mujer, ya que existe contra todos los seres humanos en Iraq independientemente de su género.
Quienes están recluidos en la Zona Verde, cualquiera que sea su nacionalidad, no quieren divulgar la información sobre la situación de las mujeres en las cárceles ni en los centros de detención porque se dan cuenta de cuán sensible es esta cuestión para nuestra cultura y para nuestros valores; [la información] pondría en peligro la reputación de aquellos (verdugos) que compiten en los escaños del juego de la democracia basada en el sectarismo. Este encubrimiento sobre el número y las condiciones de las reclusas es una prueba del entramado abuso contra las mujeres iraquíes. Por esta razón, ninguno de los responsables [políticos] ha ofrecido ninguna estadística, únicamente de forma muy imprecisa.
 
Aquí tenemos algunos indicadores de la discrepancia entre lo que dicen los responsables políticos, y las mujeres y los activistas de derechos humanos. En el último intento que hemos llevado a cabo para conocer la situación de estas mujeres, preguntamos a una abogada que trabaja en cuestiones de derechos de la mujer y que sigue también los casos de personas acusadas de terrorismo que no pueden pagarse un abogado; lo que dijo fue:
“Todo lo que sé es que hay seis presas de seguridad en la prisión de Radhwaniya. No tengo información alguna acerca de sus condiciones, nombres, identidades, ni de qué se les acusa”. (“Preso/a de seguridad" es una expresión oficial que se refiere a las personas involucradas en la resistencia). “No he podido obtener ninguna información sobre el número total de mujeres encarceladas en Iraq ni de cuántas hay en cada prisión” (la abogada prometió hacer todo lo posible para conseguirlos).
Por otra parte, mientras que el difunto Harith al Ubeidi cambió su declaración acerca de las cuatro mil mujeres presas diciendo que eran sólo 400, otras informaciones afirman que la cifra alcanza a 22.000, pero no hemos podido encontrar una manera de confirmar este número o negarlo. Por otra parte, Muhamad Idham, secretario general de la Unión Iraquí de Presos de Guerra, ha confirmado que los casos de violación como el de Abir al Yanabi y Sabrin Shemmari, y otros, no representan más que el 1% de los crímenes similares a los que otras presas iraquíes están expuestas. También confirmó que hay un gran número de mujeres encarceladas únicamente para ser violadas, aun cuando exista una orden judicial para liberarlas. Añadió que la policía iraquí, que está controlada por las milicias, no obedece las órdenes judiciales. 

Se había confirmado anteriormente que más de 10.000 mujeres iraquíes detenidas están en lugares que no son aptos ni siquiera para animales, como la prisión de Kadhimiya, la prisión secreta de niños y mujeres en al-Muzanna, en Bagdad, el campo de prisioneras de Shijan, en Mosul, además de un buen número de presas en cárceles del norte y del sur de Iraq.
La ministra de Derechos Humanos del cuarto gobierno de ocupación de Iraq ha admitido que hay 15.000 mujeres detenidas y ha hablado de las condiciones miserables en las que se encuentran. Pero mezcla deliberadamente las razones de sus detenciones para desdibujar la realidad de forma que parece que en las prisiones del Gobierno sólo hubiera delincuentes. No ha negado que hay mujeres que han sido detenidas como rehenes o porque están acusadas de pertenecer a la resistencia. 

En un informe anterior sobre tortura algunos detenidos explicaron tras ser puestos en libertad las formas horribles de tortura y los sucios abusos a los que fueron sometidos; sin embargo, la más horrible [forma de tortura] era aquella por la cual se humilla la dignidad de los hombres mediante sus mujeres, amenazando con violarlas si el detenido no admite algunos cargos falsos contra él. Uno de los detenidos dijo que cuando vio que habían llevado a su esposa al centro de detención se ofreció a firmar sin rechistar cualquier acusación que le quisieran hacer sólo para que dejaran en paz a su esposa.
La filosofía del abuso, las formas horribles de tortura, la agresión contra la dignidad humana, están siendo características comunes de las autoridades de ocupación y de las [autoridades] locales desde los últimos años, lo que indica que no hay diferencia entre los agresores y sus seguidores. Es la filosofía de la ocupación y la hegemonía. Muchos estilos de abusos que se practican en Iraq son similares a los [practicados] por los sionistas [contra los palestinos] durante décadas. 

Las apelaciones al "Estado de derecho" no son más que una vulnerable cobertura mediática que considera a la gente como si fuera estúpida e ignora sus derechos.


Ministerio de Defensa y el Estado Mayor alemán supieron desde el principio que había civiles entre las 142 víctimas estimadas del bombardeo.

Wolfgang Schneiderhan: asesino y embustero


El jefe del Estado mayor del Ejército alemán (Bundeswehr), Wolfgang Schneiderhan, ha tenido que dimitir hoy, tras conocerse que ocultó información sobre el bombardeo que mató en septiembre a decenas de civiles en la provincia afgana de Kunduz . Por la misma causa también presentó su renuncia el secretario de Estado de Defensa, Peter Wicher.
El ministro de Defensa, Karl Theodor zu Guttenberg, ha explicado ante el Parlamento que ambos le habían ocultado hasta el miércoles un informe secreto sobre el ataque aéreo, ordenado el 3 de septiembre por un oficial alemán. Este informe y varios vídeos difundidos hoy por el diario Bild indican que el Ministerio de Defensa y el Estado Mayor supieron desde el principio que había civiles entre las 142 víctimas estimadas del bombardeo.
El entonces ministro de Defensa, Franz Josef Jung, negó durante días las informaciones al respecto y calentó con sus desmentidos la campaña de las elecciones generales, celebradas el 27 de septiembre. Tras la reelección de la canciller Angela Merkel, el también democristiano Jung dejó Defensa para asumir la cartera de Trabajo en el actual Gobierno. Hoy, la oposición pidió que las consecuencias políticas no se limitaran a la dimisión de Schneiderhan y Wichert. También querían la cabeza de Jung.
A las seis y media de la tarde, ante el Parlamento, Jung ha afirmado que informó "sobre los hechos correctamente" y según los datos de los que disponía. El ministro parecía a punto de perder la voz mientras explicaba su punto de vista a una oposición que afilaba los cuchillos.
Las réplicas de La Izquierda, los socialdemócratas del SPD y Los Verdes fueron demoledoras. La oposición se preguntaba de qué estaba hablando el ex ministro de Defensa Jung.
Tras la dimisión de Schneiderhan y Wichert, los socialdemócratas interpretaban que Jung "o mintió o bien no mandaba en su ministerio" el 6 de septiembre, cuando seguía afirmando que las víctimas eran "exclusivamente terroristas talibanes".
El SPD y Los Verdes pidieron la dimisión del ministro, al que acusaron de haber mentido al Parlamento y a los investigadores del caso. El ataque del 4 de septiembre es la operación militar más sangrienta ordenada por un militar alemán desde la II Guerra Mundial.
Bild ha publicado hoy fragmentos del informe de la policía militar (Feldjäger) en Kunduz, del mismo día de la matanza, en el que se señalaba que había "claros indicios" de víctimas civiles en el ataque . Un tractor carbonizado, por ejemplo, pertenecía a lugareños obligados por los talibanes a ayudarles a remolcar los camiones cisterna, atrapados en el lecho de un río. Se hablaba también de "dos cadáveres de adolescentes" en el hospital y de pacientes de "entre 10 y 20 años", todos procedentes de la zona bombardeada. En la central de Potsdam, donde se coordinan las misiones alemanas en el extranjero, el informe se conoció el mismo día 4.
English: http://www.brusselstribunal.org/women241109.htm

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